domingo, 15 de diciembre de 2013

La dieta y la actividad física disminuyen el riesgo de cálculos renales

¿Qué es la litiasis renal o cálculos renales?

La litiasis renal es una enfermedad que se caracteriza por la aparición de cálculos (cuerpos sólidos formados por la agregación de minerales) en el aparato urinario superior (riñones y uréter). Los cálculos renales se forman dentro del riñón a partir de las sustancias que están en la orina. Pueden quedarse en el riñón o desprenderse y bajar por los conductos urinarios. Si el tamaño de la piedra o cálculo es muy pequeño, puede eliminarse con la orina sin causar síntomas, pero si el tamaño es suficiente queda  atrapada en los uréteres, en la vejiga, o en la uretra.

La forma más frecuente de expresarse la enfermedad es el cólico nefrítico: aparece cuando un cálculo se desprende o se rompe y queda atrapado en las vías urinarias. Al dificultar o impedir el flujo de  orina desde el riñón a la vejiga, aumenta la presión dentro de los conductos urinarios, lo que activa las terminaciones nerviosas de la mucosa y provoca dolor.

Los cálculos renales suelen ser de calcio, y con menor frecuencia de magnesio, de ácido úrico o de cistina, en dependencia de las enfermedades o causas a los que se asocian.

Es un problema de salud frecuente, hasta el 4,6 % de los españoles lo padecen.

En pacientes con litiasis renal y cólicos frecuentes, se aconseja adoptar medidas de prevención de las recurrencias:

  • Beba más agua, hasta 2,5 litros de agua al día, ya que agua ayuda a eliminar las sustancias que facilitan la formación de los cálculos.
  • Siga las recomendaciones de dieta que le de su médico. En dependencia del tipo de piedra puede  indicársele  la ingesta restringida  de algunos tipos de alimentos. Por ejemplo, si es de ácido úrico, puede estar recomendada reducción de la ingesta de carne, en especial de carnes rojas, de caza y vísceras. En los pacientes con cálculos renales de oxalato cálcico puede ser necesario reducir la ingesta de sal, y de alimentos ricos en oxalatos, como la remolacha, el nabo, las espinacas, las endivias, las acelgas, el té o el cacao.
  • En algunos casos pueden recetarse medicamentos para prevenir, o evitar, que se  formen piedras de calcio y de ácido úrico.


Incluso pequeñas cantidades de actividad física pueden disminuir el riesgo de desarrollar cálculos renales mientras consumir demasiadas calorías puede elevar las posibilidades de padecerlos, según concluye un estudio que aparece publicado en el próximo número de 'Journal of American Society of Nephrology'.


   En los últimos 10 a 15 años, la investigación ha revelado que los cálculos renales son más de lo que se pensaba un problema sistémico. Sus vínculos con la obesidad, la diabetes, el síndrome metabólico y la enfermedad cardiovascular demuestran que el proceso de formación de cálculos implica algo más que a los riñones.

El profesor Mathew Sorensen, de la Escuela de Medicina y el Departamento Puget Sound de Asuntos Veteranos de la Universidad de Washington, en Estados Unidos, y sus colegas realizaron un estudio para evaluar si la ingesta de energía y el consumo de energía se relacionan con la formación de cálculos renales.

Los expertos estudiaron a 84.225 mujeres posmenopáusicas que participaron en la 'Women Health Initiative', en la que se recopiló información, por ejemplo sobre la dieta y la actividad física en las mujeres desde la década de 1990. Después de ajustar por múltiples factores, como el índice de masa corporal (IMC), los científicos vieron que la práctica de actividad física se asocia con un 31 por ciento menos de riesgo de cálculos renales.

"Incluso pequeñas cantidades de ejercicio pueden disminuir el riesgo de cálculos renales, que no necesita que sean maratones puesto que la intensidad del ejercicio no parece importar", destaca Sorensen. Las mujeres pueden obtener el máximo beneficio mediante la realización de diez equivalentes metabólicos por semana, es decir, unas tres horas semanales de caminar (entre 3,2-4,8 kilómetros por hora), cuatro horas de jardinería suave o una hora de trote moderado (9,6 kilómetros pro hora) .

   El equipo también descubrió que el consumo de más de 2.200 calorías por día aumenta el riesgo de desarrollar cálculos renales hasta en un 42 por ciento, de forma que la obesidad también es un factor de riesgo. "Ser consciente de la ingesta de calorías, vigilar el peso y hacer esfuerzos para el ejercicio son factores importantes para mejorar la salud de nuestros pacientes en general y en lo que respecta a los cálculos renales", resue Sorensen.

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