Medidas para evitar el contacto con Toxoplasma gondii.
Se han descrito una serie de intervenciones a realizar, a tenor del conocimiento del ciclo vital del Toxoplasma y de las más frecuentes fuentes de infección a los seres humanos, para evitar el contagio del parásito durante el embarazo. Son éstas:
- No beber agua que no esté filtrada o que no tenga garantías de ser potable
- Evitar en lo posible los viajes a países con alta prevalencia o parásitos más virulentos durante el embarazo
- Realizar un estricto lavado de manos antes de cualquier comida y en especial después de manejar tierra, alimentos crudos, utensilios que hayan contenido alimentos crudos, aunque se haya hecho (que se debe de hacer) con guantes.
- Comer sólo carne bien hecha (>66ºC) o congelada previamente como mínimo 24 h a -12ªC. Aunque los alimentos bien curados parecen tener menos riesgo de infección que los crudos, si no se puede garantizar que no están contaminados hay que congelarlos o evitarlos.
- Ojo con el pescado, los huevos y el marisco crudo. Aunque no forman parte del ciclo del Toxoplasma también pueden contaminarse en su manipulación. Mejor también cocerlos o congelarlos como se especifica en el apartado anterior.
- La leche y los derivados lácteos han de estar siempre pasteurizados
- Se debe lavar con agua y lejía (especial para limpieza de alimentos) todos los vegetales, las frutas y los utensilios y electrodomésticos que se utilicen en el manejo de alimentos, tierra o agua susceptible de estar contaminada.
- Se ha de evitar en lo posible que la embarazada recoja la arena de los gatos. Si lo hace, ha de ser extremando su protección (manos y mucosas), y procediendo a un cuidadoso lavado de manos después de hacerlo.
Dentro de las múltiples dudas que se plantean ante un embarazo siempre se encuentran las que versan sobre el tristemente famoso Toxoplasma:
- ¿Seré inmune a la enfermedad?
-¿Puedo tomar jamón?
- ¿Tengo que matar al gato?…
Pobrecitos gatos. Aunque participen en el ciclo vital de esta enfermedad, no son culpables de ningún crimen ni hay que condenarles al exilio ni mucho menos a la pena capital: hay otras medidas más eficaces a tomar que luego os explicaré. Pero hablemos primero del verdadero culpable: el Toxoplasma.
¿Qué es la toxoplasmosis?
Es una infección provocada por un parásito microscópico, un protozoo llamado Toxoplasma gondii. Es una enfermedad que suele ser leve, pero que si se adquiere durante el embarazo puede infectar al bebé a través de la placenta y ocasionar malformaciones congénitas cuya gravedad es muy variable.
La toxoplasmosis es una zoonosis, es decir, una enfermedad que puede pasar de animales a seres humanos. Para ello el T. gondii pasa por dos ciclos vitales y tres formas de vida diferentes. Complicado, pero os lo explico:
Podemos encontrar el Toxoplasma en tres formas o etapas de su vida:
- Ooquiste: una especie de espora muy resistente, que es la forma en la que es eliminada por las heces de los gatos y capaz de resistir hasta un año en el suelo.
- Taquizoito: la forma más activa y móvil que se reproduce muy rápido y es la que se observa en las fases agudas de la infección.
- Bradizoito: la forma intermedia: activa pero de crecimiento muy lento, se suele observar en los quistes que la enfermedad produce en los tejidos.
El toxoplasma nos pasa de una forma a otra a través de sus dos ciclos vitales, dos: uno que se produce en los felinos (los gatos) y otro que tiene lugar en los humanos y en otros animales susceptibles:
El primer ciclo ocurre cuando el gato se contagia por primera vez al comer ooquistes del suelo o animales infectados con cualquiera de las tres formas vitales del toxoplasma. En esa primera infección, el protozoo se reproduce en el intestino del gato y éste elimina millones de ooquistes por heces en un periodo de hasta 3 semanas. Después de eso, el gato desarrolla una inmunidad al T. gondii, con lo que una segunda contaminación por parte del mismo animal es muy improbable. Es decir, que el pobre sólo lo hace una vez en su vida, aunque esos ooquistes se quedan pululando en el ambiente y pueden ser ingeridos por un humano o por otro animal, iniciándose entonces el segundo ciclo vital del toxoplasma: los ooquistes se rompen en el interior del segundo huésped y se convierten en taquizoitos que infectan de forma activa su organismo. Tras ello, el sistema inmune del huésped puede eliminarlos o arrinconarlos en quistes en los tejidos donde se transforman en bradizoitos.
Aquí os dejo un esquema ilustrativo:
¿Y hay mucho Toxoplasma por ahí?
Menos que antes, pero sigue habiendo. En países desarrollados de clima templado, como España, su prevalencia ha disminuido en los últimos años pero varía entre el 10 y el 50% de la población adulta. En zonas tropicales y en comunidades expuestas a tierras y aguas contaminadas la prevalencia es mucho mayor, de hasta el 80%. Que sea menos prevalente está bien porque hay menos riesgo de pillar la infección, pero también hay menos posibilidades de que la embarazada sea inmune y por lo tanto, más peligro de infección fetal.
Cuando una persona se infecta por el T. gondii, lo más frecuente es que ni se entere. A veces puede tener síntomas, pero generalmente son muy inespecíficos, como los de un resfriado o los de una gripe. Hay que destacar, no obstante, que en América del Sur existen genotipos de Toxoplasma más virulentos, que pueden dar una clínica mucho más agresiva.
¿Qué pasa si me infecto estando embarazada?
Ese es el mayor problema y es por eso por lo que estamos hablando del Toxoplasma. Cuando la infección se adquiere por primera vez durante el embarazo puede transmitirse al feto y producir entonces una toxoplasmosis congénita, que se asocia a problemas en el bebé de gravedad muy variable: abortos precoces, alteraciones neurológicas, sordera y ceguera, todo o nada en absoluto.
La incidencia de infección materna durante el embarazo varía geográficamente desde un 0,1 hasta un 8 por mil nacimientos. En Europa estamos sobre el 1/1000. Si la embarazada tiene un sistema inmune competente y ya haya pasado por una toxoplasmosis antes del embarazo (es decir, es inmune al Toxoplasma) es muy raro que transmita la infección al bebé si se reinfecta. El problema surge cuando es una primera infección o a la embarazada no le funciona bien el sistema inmune.
La afectación al feto tras la infección materna es diferente también en función del tiempo de embarazo. El bebé se afecta con mayor frecuencia a mayor edad gestacional en el momento de la infección, pero aunque sean menos, los embarazos que se ven afectados desde el principio suelen presentar secuelas más graves.
¿Cómo se previene la infección al feto?
Cuando detectamos una infección en la madre, algo que tampoco es tan fácil de hacer al dar tan pocos síntomas, se valora detenidamente con ella los riesgos existentes, la posibilidad de tratamiento antibiótico –con sus beneficios pero también sus efectos adversos- y el posible diagnóstico de afectación fetal mediante ecografías y amniocentesis, también con sus limitaciones y riesgos. La toxoplasmosis convierte entonces al embarazo en una gestación de alto riesgo, con mucha incertidumbre sobre las posible afectación al bebé, a la que le añadiremos la de los riesgos que conllevan las pruebas y los tratamientos que administraremos con el fin de reducir las secuelas más graves.
Por eso la mejor manera de prevenir la infección al bebé, la que tiene más eficacia y menos riesgo es conseguir que la madre no se infecte. Y por eso somos tan pesados con la comida, el lavado de manos y la arena de los pobres gatos. Se sabe que las mayores fuentes de infección para los humanos son el contacto con tierra, agua o vegetales contaminados con ooquistes y la ingesta de carne de animal infectado, generalmente con quistes tisulares que son difíciles de detectar, con lo que si se toman una serie de medidas de higiene alimentaria podemos reducir muchísimo el contagio. Estas son:
Medidas para evitar el contacto con Toxoplasma gondii.
Se han descrito una serie de intervenciones a realizar, a tenor del conocimiento del ciclo vital del Toxoplasma y de las más frecuentes fuentes de infección a los seres humanos, para evitar el contagio del parásito durante el embarazo. Son éstas:
- No beber agua que no esté filtrada o que no tenga garantías de ser potable
- Evitar en lo posible los viajes a países con alta prevalencia o parásitos más virulentos durante el embarazo
- Realizar un estricto lavado de manos antes de cualquier comida y en especial después de manejar tierra, alimentos crudos, utensilios que hayan contenido alimentos crudos, aunque se haya hecho (que se debe de hacer) con guantes.
- Comer sólo carne bien hecha (>66ºC) o congelada previamente como mínimo 24 h a -12ªC. Aunque los alimentos bien curados parecen tener menos riesgo de infección que los crudos, si no se puede garantizar que no están contaminados hay que congelarlos o evitarlos.
- Ojo con el pescado, los huevos y el marisco crudo. Aunque no forman parte del ciclo del Toxoplasma también pueden contaminarse en su manipulación. Mejor también cocerlos o congelarlos como se especifica en el apartado anterior.
- La leche y los derivados lácteos han de estar siempre pasteurizados
- Se debe lavar con agua y lejía (especial para limpieza de alimentos) todos los vegetales, las frutas y los utensilios y electrodomésticos que se utilicen en el manejo de alimentos, tierra o agua susceptible de estar contaminada.
- Se ha de evitar en lo posible que la embarazada recoja la arena de los gatos. Si lo hace, ha de ser extremando su protección (manos y mucosas), y procediendo a un cuidadoso lavado de manos después de hacerlo.
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