La sal o cloruro sódico (ClNa) está compuesta
aproximadamente de un 40% de sodio y un 60% de cloro. La sal, es la
mayor fuente de sodio de nuestra dieta (> 90%). Pero hay otra
pequeña parte de sodio que se ingiere también a través de las
comidas, y que se añade a los alimentos en los procesos de
fabricación. Son los aditivos, saborizantes o conservantes. (Por
ejemplo, el monosodio de glutamato, que se usa como potenciador del
sabor).
En la sal, el sabor salado corresponde al cloro
(otras formas de sodio o sales, no tiene el mismo sabor). La
percepción y aprendizaje de lo salado se va formando con el tiempo
en función de la intensidad, naturaleza, concentración de la sal y
hábitos, que estimulan los receptores y esta percepción es variable
y puede modificarse.
Requerimientos
de la sal
La sal (sodio) es
indispensable para la vida, pero también puede ser nefasta para la
salud si se consume en exceso.
Nuestro cuerpo
sólo necesita pequeñas cantidades de sal (sodio) para que funcione
adecuadamente. Es vital para:
•
Controlar
la cantidad de agua del cuerpo humano, manteniendo el PH de la
sangre.
•
Regular
los fluidos del cuerpo.
•
Ayudar
a que el cuerpo esté hidratado, introduciendo agua en el interior de
las células.
•
Ayudar
a transmitir impulsos nerviosos y a la relajación muscular.
Sin embargo mucha
gente consume mucha más sal (sodio) de la que se necesita para tener
buena salud. Esto afecta a los riñones, que son los mayores
reguladores del sodio en la sangre, manteniendo el equilibrio del
sodio almacenado en nuestro cuerpo para su aprovechamiento óptimo.
Un exceso de sal
no se puede eliminar por los riñones, se acumula en nuestra sangre
atrayendo el agua e incrementa el volumen de sangre circulante. Esto
provoca que el corazón necesite trabajar más fuerte para mover la
sangre y se eleve la presión produciendo hipertensión arterial,
entre otros problemas serios.
Recomendaciones
de ingesta de sal.
¿Por qué 5 gramos?
¿Por qué 5 gramos?
Aunque las
necesidades fisiológicas cotidianas varían según la edad, sexo,
peso, estado fisiológico (crecimiento, embarazo, lactancia), nivel
de actividad física, estado de salud, etc… nuestro cuerpo no
necesita consumir cantidades elevadas de sal.
La Organización
Mundial de la Salud (OMS) y otras instituciones sanitarias
internacionales, tras llevar a cabo estudios que prueban la relación
entre las necesidades de sodio, el consumo de sal en exceso y las
enfermedades cardiovasculares, recomienda para la población en
general con una vida sana y sin esfuerzos prolongados, el consumo
medio de 5g de sal al día, lo que equivale a una cucharadita de sal
llena (tamaño de las de café) o a 2g de sodio al día y que se
garantice que sea sal yodada*.
•
Sal = sodio x 2.5 (Para calcular
el contenido en sal de un alimento hay que multiplicar por 2,5 los
gramos de sodio que indica la etiqueta).
En España, los
datos actuales publicados por AESAN (Agencia Española de Seguridad
Alimentaria y Nutrición) sobre el consumo de sal de la población
española, indican que se ingiere 9,8g de sal al día, cifra muy
superior a la recomendada. Para lograr este objetivo de 5g/día, es
necesario reducir casi a la mitad el consumo actual de sal. Los
5g/día de sal recomendados están presentes en una dieta equilibrada
y variada. Es una ingesta aceptable, alejada de la supresión total
de sal y puede conseguirse con ciertos cambios en los hábitos de
comida. Pero es necesario proponérselo y aprender cómo llevarlo a
cabo.
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