Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) acaba de publicar un informe.
No son para nada indispensables. Todos los productos lácteos que abarrotan las superficies comerciales destinados a la infancia y enriquecidos con los nutrientes arriba citados no son necesarios…
Aportan demasiadas calorías...
En primer lugar el informe afirma que los lactantes y niños de la UE presentan una ingesta diaria de calorías, proteínas, sal y potasio alta, mientras que la ingesta de fibra dietética es baja. ¿Son datos que pueden afectar significativamente a la salud de la población analizada? Para la EFSA los niveles encontrados no son muy preocupantes en el caso de las proteínas, la sal, el potasio y la fibra… pero SÍ en el caso de la excesiva ingesta calórica.
Como es bien conocido la obesidad infantil es uno de los grandes problemas del siglo XXI y el consumo de alimentos excesivamente calóricos se está convirtiendo en un gran riesgo… ¿y son las leches infantiles un problema en cuanto a su aporte energético? Debido a la amplitud de temas tratados en el informe de la EFSA hoy voy a centrarme exclusivamente en las leches de crecimiento enriquecidas, aquellas destinadas a niños entre 1 y 3 años fortificadas en algún nutriente y que muchas veces se presentan como una transición entre la materna y la de vaca. Pues bien, las grandes diferencias existentes respecto al valor energético entre los muchos tipos de leches de crecimiento enriquecidas presentes en el mercado hace que no se pueda generalizar… por lo que es un grave error escoger una u otra indistintamente. Veamos.
La leche entera de vaca proporciona aproximadamente 60 kcal/100 ml, por lo que un vaso de 200 ml proporciona 120 kcal. Tomando como buena la recomendación de tomar alrededor de 2 vasos al día (algo que también podríamos contrastar algún día de estos) tendremos 240 kcal diarias procedentes de la leche. Sin embargo, si en vez de leche de vaca damos a nuestros hijos leche Peques 3 de Puleva “con cereales y fruta” o con “cereales al cacao”, que proporcionan 93 kcal/100 ml, al cabo de un día habremos obtenido 372 kcal procedentes de la leche, un 35% aproximadamente más de energía… y esto es un disparate. Sin embargo, si empleamos Puleva Peques 3 con Omega 3 y DHA, que proporciona 61 kcal/100 ml, a lo largo del día el niño habrá ingerido prácticamente la misma energía que con la leche de vaca.
Mi conclusión ante estos datos es clara… en la gran mayoría de las ocasiones escogemos las leches de crecimiento enriquecidas basándonos en sus ingredientes o en las características sensoriales que poseen. Sin embargo, las diferencias calóricas entre unos y otros son muy significativas… y más aun si las comparamos con la genuina leche de vaca. Por ello, y en base a los datos ofrecidos por la EFSA relativos al exceso de ingesta energéticas de los niños entre 1 y 3 años, es muy importante tener en cuenta el tipo de leche de crecimiento enriquecida que hay que proporcionar a dichos niños porque por intentar darle un aporte completo de nutrientes gracias a los ingredientes extra de estas leches enriquecidas podemos favorecer una ingesta calórica excesiva… y más aun si, como suele ser frecuente, después de cenar se le suele dar al niño como propina para ayudarle a crecer el consabido lingotazo de leche o producto enriquecido.
Vale. Ya está claro lo importante que es tener en cuenta el aporte energético de estas leches enriquecidas pero… ¿realmente son necesarios esos ingredientes extra que se le añaden a estas leches de crecimiento? Veamos que ha dicho la EFSA al respecto.
En primer lugar el informe afirma que los lactantes y niños de la UE no presentan carencias de ácido linoleico (LA), calcio, fósforo, magnesio, cobre, selenio, cromo, molibdeno, manganeso, fluoruro, vitamina A, vitamina E, vitamina K, tiamina, riboflavina, niacina, ácido pantoténico, piridoxina, biotina, ácido fólico, cobalamina, la vitamina C y colina. A pesar de que no ha sido cuantificada la ingesta de zinc, el hecho de que no se hayan detectado casos de carencia en lactantes y niños de la UE refleja que el consumo de este mineral tampoco es especialmente preocupante.
¿En qué se traducen estos resultado con respecto a la necesidad de consumir leches de crecimiento destinadas a la población infantil enriquecidas en alguno de estos nutrientes? El informe de la EFSA no deja lugar a dudas. No son para nada indispensables. Todos los productos lácteos que abarrotan las superficies comerciales destinados a la infancia y enriquecidos con los nutrientes arriba citados no son necesarios… así de claro. ¿Hemos acabado? No.
Entremos ahora en la parte que ha hecho saltar todas las alarmas en el sector de las empresas lácteas provocando que alguna de ellas haya reaccionado rápidamente con una particular política que ya está siendo discutida por muchos profesionales de la nutrición.
En el documento protagonista del post de hoy se puede leer como tanto en los lactantes y en niños pequeños de la UE la ingesta dietética de ácido alfa-linolénico (ALA), ácido docosahexaenoico (DHA), hierro, vitamina D y yodo es significativamente baja por lo que la EFSA recomienda que se aumente el consumo de alimentos ricos en estos nutrientes… ¿pero cuál es la mejor vía para hacerlo?
El Panel de Expertos en Nutrición, Alergias y Dietéticos afirma que una posible solución para solucionar dicho déficit sería el consumo de leches enriquecidas en estos nutrientes, pero en el informe se deja meridianamente claro que esto no es necesario ya que una dieta equilibrada compuesta por los alimentos tradicionales que se consumen a partir del año, como es el caso de la genuina leche de vaca, los cereales, el pescado azul (principal fuente de DHA y yodo en la dieta), las carnes rojas y legumbres (fuentes principales de hierro) o el huevo (fuente de vitamina D), es una alternativa más que eficiente para aumentar la ingesta de aquellos nutrientes en los que la población infantil presenta déficit.
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