Al menos un tercio de todos los casos de cáncer pueden prevenirse. La prevención constituye la estrategia a largo plazo más costoeficaz para el control del cáncer.
Tabaco
El tabaquismo es el factor de riesgo evitable que por sí solo provoca más muertes por cáncer en todo el mundo, ya que provoca aproximadamente el 22% de las muertes anuales por esa causa. En 2004 se atribuyeron al tabaquismo 1,6 millones de los 7,4 millones de muertes por cáncer.
El humo de tabaco provoca muchos tipos de cáncer distintos, como los de pulmón, esófago, laringe (cuerdas vocales), boca, garganta, riñón, vejiga, páncreas, estómago y cuello del útero. Alrededor del 70% de la carga de cáncer de pulmón puede achacarse al tabaquismo como única causa. Se ha demostrado que el humo ajeno, también llamado «humo ambiental», causa cáncer de pulmón en adultos no fumadores. El tabaco sin humo (en forma de productos de tabaco orales, tabaco de mascar o en polvo) provoca cáncer de boca, esófago y páncreas.
El cáncer de pulmón es el tumor maligno más frecuente en el mundo, se diagnostican un millón cuatrocientos mil casos al año. En España esta cifra ronda los veinte mil casos anuales
, en los hombres supone más del 18% de todos los tumores y en las mujeres algo más del 3%. Hay dos grandes grupos de cáncer de pulmón según las células que lo forman. Unos están originados en células pequeñas (cáncer de pulmón de células pequeñas), y representan menos de la quinta parte del total. El segundo tipo está constituido por células “no pequeñas” y se pueden distinguir varios tipos de células (epidermoide, adenocarcinoma, células grandes). Este grupo engloba a la mayoría de los tumores malignos pulmonares, más del 80%. Aunque ambos grupos presentan algunas características similares, a lo largo de esta publicación nos referiremos al segundo tipo, que es el más numeroso. Cuando una persona padece una enfermedad, la información acerca de los aspectos diagnósticos, pronósticos y de tratamiento de la misma representa un pilar fundamental de la relación médico-paciente. La persona afectada acude a la consulta con unos síntomas y espera que el médico le proporcione una explicación de qué le ocurre, por qué, y cómo se trata. En Oncología esta necesidad de información es aún más importante.
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