Éstas y otras recomendaciones han sido publicadas a través de la British Dietetic Association, donde los autores aconsejan una ingesta diaria de yodo durante la gestación y la lactancia de 250 microgramos/día, mientras que para el resto de adultos bastaría con 150 microgramos/día.
El yodo es un mineral necesario para el normal crecimiento y desarrollo del hombre y de los animales, ya que desempeña un papel esencial en la síntesis de las hormonas tiroideas, que a su vez son importantes en el metabolismo de la mayor parte de las células y en el proceso de crecimiento de todos los órganos, especialmente del cerebro.
La OMS considera que la deficiencia de yodo es la primera causa mundial de retraso mental y de parálisis cerebral evitable. Esta carencia afecta, en mayor o menor medida, al desarrollo y bienestar de más de 1.000 millones de personas en todo el mundo (la quinta parte de la población mundial) y se estima que cerca de 2.200 millones de personas corren el riesgo de presentar yododeficiencia por vivir en zonas con un porcentaje de bocio superior al 5% en la pobla ción general.
Un equipo internacional de científicos, pertenecientes al proyecto europeo 'Nutrimenthe', que coordina la profesora de la Universidad de Granada (UGR) Cristina Campoy Folgoso, ha descubierto que el déficit de yodo durante el embarazo tiene efectos perjudiciales en el desarrollo cognitivo del niño.
Los resultados de esta investigación, publicados en la revista 'The Lancet', han revelado que los niños nacidos de madres que presentaron deficiencia de yodo durante la gestación mostraron, a los ocho años de edad, un coeficiente intelectual tres puntos inferior que los demás, así como peor habilidad para la lectura a los nueve años, según ha informado este martes en un comunicado la UGR.
Los investigadores recuerdan que el yodo es esencial para el crecimiento, el desarrollo cerebral, la síntesis de hormonas tiroideas y la regulación de numerosos procesos metabólicos en el organismo. Por ello, sostienen que la deficiencia de yodo determina alteraciones del desarrollo cognitivo y, por lo tanto, un correcto estado nutricional en yodo resulta especialmente relevante durante la gestación y los primeros años de vida para el desarrollo del cerebro del bebé.
Estos resultados han surgido tras un reciente análisis del estudio 'Alspac' por las profesoras Sara Bath y Pauline Emmett, realizado en el contexto del proyecto europeo 'Nutrimenthe'. Además, recuerdan que el déficit de yodo en la población no es un problema únicamente de países en vías de desarrollo, pues informes recientes revelan índices bajos de yodo en países industrializados.
En el Reino Unido, donde se ha llevado a cabo esta investigación, se ha detectado que la deficiencia de yodo es muy común: afecta a dos tercios de las mujeres, especialmente a aquellas en edad fértil. Otros países, como Holanda, España o Dinamarca, hace tiempo que adoptaron medidas de prevención como la suplementación de la sal común con yodo para asegurar un mayor aporte de este mineral a través de la alimentación.
En el estudio 'Alspac', los científicos reclutaron más de 10.000 mujeres embarazadas, a quienes se tomaron muestras de orina. Se han analizado las concentraciones de yodo en muestras de orina de 1.040 de ellas. Posteriormente, mediante pruebas de neurodesarrollo y la evaluación de diferentes habilidades cognitivas a los ocho y nueve años de edad, investigaron la relación de estos niveles de yodo y el desarrollo cognitivo de sus hijos.
Tras el análisis de los resultados, los científicos descubrieron que a los 8 años de edad hay tres puntos de diferencia en el coeficiente intelectual de los niños nacidos de madres con bajas concentraciones de yodo en los primeros meses del embarazo, frente a aquellos nacidos de madres que tenían niveles de yodo por encima del límite mínimo.
MEJOR EL YODO NATURAL
Ante estos resultados, los expertos recomiendan una ingesta suficiente de yodo en las mujeres embarazadas, procurando obtenerlo a partir de alimentos naturales, principalmente del pescado, marisco y productos lácteos. Se desaconseja el consumo de algas o suplementos que las contengan, pues podría provocar problemas tiroideos por exceso de ingesta de este mineral.
Éstas y otras recomendaciones han sido publicadas a través de la British Dietetic Association, donde los autores aconsejan una ingesta diaria de yodo durante la gestación y la lactancia de 250 microgramos/día, mientras que para el resto de adultos bastaría con 150 microgramos/día.
El Proyecto Europeo 'Nutrimenthe', del VII Programa Marco de la UE, ha sido financiado con más de seis millones de euros, y desde 2008 lo coordina la profesora de la UGR Cristina Campoy. Veinte centros y más de 120 investigadores colaboran para el avance de esta investigación, con el objetivo de determinar los efectos de la dieta durante la vida precoz sobre el desarrollo cognitivo, el rendimiento mental y el desarrollo de la conducta y del comportamiento de los más de 20.000 niños involucrados en toda Europa.
Tanto los datos de este estudio sobre el yodo como otros resultados de este Proyecto Europeo serán presentados y debatidos por expertos internacionales en Granada los días 13 y 14 de septiembre, durante la 'Nutrimenthe Internacional Conference', que está siendo organizada desde la Universidad de Granada.
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