Decálogo de recomendaciones y medidas preventivas para evitar caídas infantiles desde gran altura.
- Los adultos somos su modelo y referente a seguir en conductas por lo que la cultura preventiva de autoprotección que pretendemos generar debe iniciarse por nosotros mismos, no debemos incitar ni realizar acciones que puedan suponer un riesgo en presencia del niño, éste lo verá como un acto usual y cotidiano que imitar y buscará todos los elementos necesarios a su alcance para conseguir su objetivo.
- Eliminar del alcance del niño todos aquellos elementos ornamentales (macetas, jardineras, etc.) y equipamiento (sillas, mesas, etc.) que propicien la escalada, incidimos en que la motricidad en proceso de desarrollo implica un escaso dominio corporal por lo que el riesgo de caída es muy elevado.
- La distribución de los espacios en el momento en el que un bebé llega a nuestros hogares debe incorporar los elementos preventivos, primando por encima de cualquier estética, por ello es muy importante que la ubicación de cunas, cambiadores, etc., no estén próximos a ventanas, y en cualquier caso estas deben incorporar bloqueos o dispositivos de seguridad infantil.
- La anticipación es una de las herramientas que los adultos debemos utilizar para prevenir accidentes infantiles, cada niño evoluciona de forma diferente, gatea, camina y corre en su momento, no podemos pensar que no es capaz de arrastrar o escalar, y sí anticiparnos aunque aún no hay adquirido esa habilidad.
- Un elemento escalable puede ser la propia barandilla del balcón o terraza, así como las barandas de las escaleras, sobre todo si estas disponen de uno o varios travesaños horizontales lo que le confiere propiedad de escalera en sí misma.
- Cualquier hueco superior a 10 cm (incluida la distancia entre barrotes) es un riesgo no solo de caída, también de asfixia si el niño introduce la cabeza en estos espacios. Por otro lado es habitual el lanzamiento de objetos al exterior (el niño intenta descubrir la causa efecto de los actos) por lo que también supone un factor de riesgo para otras personas y transeúntes.
- La educación en cultura preventiva, y que todos los padres queremos para nuestros hijos debemos gestionarla, además de con nuestros actos, con argumentos razonables en función del nivel de desarrollo cognitivo del menor. Se conseguirá el equilibrio perfecto distribuyendo proporcionalmente la incorporación de medidas preventivas y el aumento de la educación en esta cultura.
- La instalación de equipamiento de seguridad, no deben suponer un obstáculo de las vías de evacuación de la vivienda que pueden salvarnos en caso de emergencia, por ejemplo las rejas no reversibles en ventanas y balcones son obstructivas en caso de evacuación por incendio.
- Los dispositivos de bloqueo infantil, adecuados a cada equipamiento, y de fácil apertura por parte de un adulto, o las redes de seguridad certificadas anticaídas son los elementos preventivos más recomendables para evitar este accidente.
- No confiemos en la supervisión completa del adulto, es imposible poder vigilar al niño las 24 h del día y en todo momento, por ello la incorporación de elementos preventivos y la cultura deben formar parte de cualquier hogar con niños. No se trata de sobreproteger, sino de adaptar los espacios a sus necesidades para un feliz desarrollo.
- Por último recordar que el verano es una época donde se propician los accidentes infantiles con consecuencias más graves, como son las caídas desde gran altura y los ahogamientos en piscinas, también hemos notado como el uso de nuevas tecnologías fomenta muchas distracciones aumentando la tasa de lesiones en la infancia por descuido.
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